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Preñar(se) de VIH. ¿Qué nos están diciendo?

– ¿Tú te hiciste seropositivo a propósito?

– Sí

– ¿Por qué?

– Porque quería formar parte de algo más grande. Quería poder follar sin miedo. Quería que mi semen tuviera algún valor. Si no lo entiendes, no pasa nada.

 

A Sigmund Freud le interesaban las perversiones sexuales porque estaba convencido de que investigando en esas prácticas que él consideraba extremas se aprendía mucho de la sexualidad humana en general, del sexo “normal” (¿quién sabe qué es el sexo normal?). Para él, el voyeurismo, el sadomasoquismo, la fijación con alguna parte del cuerpo (pies, axilas, orejas), el exhibicionismo, el fetichismo son elementos que están en la sexualidad de todxs nosotroxs en alguna medida, pero que en algunos individuos se manifiestan de forma más extrema. ¿A quién no le gusta mirar y que lx miren, quién no tiene cierta fijación por alguna parte del cuerpo, quién no tiene días en los que le va el sexo más cañero, a quién no le mola la ropa interior?

Similar idea me hizo investigar para este post un fenómeno sexual que podemos considerar extremo: lo que en inglés se llama “poz breeding”, que en español podría traducirse como “preñar(se) de VIH”. Hasta donde yo sé, es un fenómeno de la comunidad gay (puede que sea también hetero y lésbico, pero no he encontrado nada del asunto), en la que seropositivos quieren esparcir el VIH y seronegativos buscan que les transmitan el virus. Es una relación consensuada entre dos. No hablo de seropositivos que tienen sexo sin condón pero usan las nuevas formas de prevención PrEP y TasP; tampoco de transmisiones del virus involuntarias; ni de transmisiones por parte del seropositivo sin que el seronegativo lo sepa; este último es un tema muy escurridizo y con implicaciones judiciales del que poco sé. Hablo de cuando ambas partes de la relación están de acuerdo en transmitirse el virus. Hice mi investigación no con el ánimo de estudiarlos como si fueran sujetos antropológicos; sino de estudiarme a mí a través de lo que ellos dicen.

Por un lado, quiero saber más de estas personas que buscan explícitamente pasar por una experiencia que para mí, y para muchxs, fue tan dura. ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué quieren pasar por ahí? ¿Qué lleva a alguien a querer seroconvertirse? Intuía, como Freud, que escuchando las razones de una práctica tan extrema iba a aprender algo sobre mi propia sexualidad, sobre las circunstancias históricas que han llevado a que hoy tengamos sexo de una determinada manera. No es que ellos sean extremos y yo sea «normal»; es que en lo extremo de sus prácticas hay algo muy importante de cualquier sexualidad, también la mía.

No conozco personalmente a nadie implicado en el poz breeding. Insisto: no es gente que simplemente tiene sexo a pelo; es gente que tiene sexo a pelo para seroconvertirse, y toma medidas para que la probabilidad de la serconversión sea lo más alta posible. No conozco a nadie, pero sí hay webs y blogs públicos dedicados a estos temas, fáciles de acceder, así que entré en esas páginas. Soy filólogo de formación y estudio psicoanálisis por pasión, así que el lenguaje es siempre mi forma de entrarle a los temas. Cómo se expresan, qué dicen, qué no dicen los que practican poz breeding. La conversación con que inicié este post, traducida por mí del inglés, es uno de los primeros resultados que encontré. Estaba en la cabecera de un blog, como un manifiesto. Hay tres razones en la respuesta del chico. Seroconvertirse para:

  1. Pertenecer a algo más grande.
  2. Follar sin miedo
  3. Que mi semen tenga algún valor.

La segunda razón es la más fácil de descifrar y nos interpela a todxs. Todxs, pero particularmente los gays, de todas las generaciones, hemos vivido con el terror al VIH. Las generaciones mayores porque a duras penas lo sortearon o lo sobreviven, viendo enfermar y morir a muchos de sus amigxs. Con respecto a las generaciones que vinimos después, lo hemos tapado con silencio; o con la rutinaria idea del “póntelo/pónselo,”(me refiero al condón, para los que no estén familiarizados con las campañas de prevención españolas), pero sin discutir en realidad lo que ese «póntelo/pónselo» implica no sólo para la salud sexual, sino para el sexo en sí. Si mi generación y las que vienen detrás han tenido sexo con más riesgo es por muchas razones; se suele decir que banalizamos el VIH, pero yo creo que más bien es que no hemos sabido hablar del tema, no hemos tenido el lenguaje para ello. Los heterosexuales tampoco, ni hoy ni nunca tuvieron el lenguaje para hablar del VIH. El terror, sin embargo, sigue ahí, en el último recoveco de nuestro cerebro.

Desde hace treinta años, follamos con miedo.  Hemos crecido sabiendo, consciente o inconscientemente, que el máximo placer sexual nos puede matar. Los gays, los heterosexuales, las lesbianas, todxs; pero por razones históricas, sabemos que la carga del VIH en sociedades como la española, la estadounidense o las latinoamericanas (son las que mejor conozco) se ha puesto sobre todo en los gays. Ésa es una carga espantosa que llevar. ¿Dónde está el límite entre protegerse de ese miedo y protegerse del placer?

El chico del comentario anterior tiene una reivindicación justa: quiere follar sin miedo. En otro post conversé con Mariana sobre el placer como derecho humano, y ello incluye follar sin miedo. Yo también quiero follar sin miedo. ¿Por qué? Porque eso supone dejar de temer a la persona con la que comparto una intimidad. Es horrible tener miedo a quien viene a darte placer. Es horrible que ese miedo determine la forma en que nos relacionamos.

En otra página de “poz breeding” con imaginería satánica encontré una lista de distintos tipos de “bug chaser”, es decir, de hombres que buscan, literalmente, contraer “el bicho”. La imaginería satánica se debe a que se consideran una forma de secta, un grupo al que uno se une al pasar por un rito, el “poz breeding”. Esa lista de “bug chasers” está compuesta por cuatro tipos:

  1. El fatalista
  2. El que se niega a admitirlo
  3. El rencoroso
  4. El intimista

El primero se expone al virus porque piensa que es inevitable infectarse de todas formas. Prefiere hacerlo conscientemente a que le ocurra fortuitamente. El segundo no para de tener sexo a pelo con seropositivos no indetectables, pero se niega a hacerse la prueba. El tercero se expone porque está enfadado con el mundo, se infecta por venganza contra todo. El cuarto porque busca algún tipo de relación que lo una a alguien o algún grupo: compartir virus es su forma de pertenecer a algo.

 

BIO-HAZARD-SYMBOL

Algunos «poz breeders» se tatúan el símbolo de biorriesgo para identificarse como tales. Es un símbolo de pertenencia. No me atrevería a decir que todos los que llevan este símbolo tatuado son «poz breeders,» pero sí que muchos «poz breeders» lo llevan. 

Hay semejanzas entre el último, el intimista, y el chico de los comentarios de arriba del todo en el post, el que quería “pertenecer a algo más grande”, “que mi semen tenga algún valor”. El hecho de que se presenten como secta satánica apunta a eso mismo: buscan constituirse como un grupo. Un grupo de privilegiados que follan sin miedo. Dicen tener lo que todos quieren -puro placer, perder el miedo- y lo saben; de ahí que incluso pongan precio a la entrada en tan selecto grupo. Esto encontré en otra web:

«a ver vosotros, cazadores del bicho, dejad de correr, la búsqueda se ha acabado, aquí podéis adquirir todas las ITS bajo el mismo techo. A una milla del centro de Dallas. Cualquier ITS compartiendo aguja a $39, ITS metiéndote la polla a $99/hora. Y ahora hasta tenemos una oferta por inyecciones de sangre a $149. Naaah, esto último es coña, eh!

Bueno, o a lo mejor no».

Por supuesto, no estoy promoviendo el “poz breeding” para que podamos follar sin miedo. Yo soy seropositivo, y os puedo garantizar que el miedo no se me ha ido. Pero sí propongo escuchar sin prejuicios. Porque los “breeders” y “chasers” no son monstruos, más bien al contrario; aunque se disfracen de diablos con su imaginería satánica, tienen un discurso profundamente humano, que nos interpela a todos. Han encontrado una forma de hablar del miedo. Nos obligan a preguntarnos por qué hace tres décadas que el miedo rige, consciente o inconscientemente, nuestras relaciones sexuales. Tres décadas es toda o casi toda nuestra vida sexual. No sabemos follar de otra manera que con miedo.

No me parece que el miedo sea del todo eliminable. El placer y el deseo siempre conllevan riesgo, aventura, límite, miedo. Unx se quita la máscara social y deja suelto al animal. Pero el miedo al VIH es un miedo añadido a este otro miedo natural. ¿Qué hacemos con ese miedo? ¿Cuánto más aguantamos con él? ¿Cuál es nuestro límite? ¿Por qué dejamos que siga determinado nuestra manera de relacionarnos?

Pues bien, mi propuesta es dar un primer paso hacia adelante. Aprendamos a hablar de ese miedo.

 

Me interesa qué piensas sobre este tema. Puedes escribirme abajo en los comentarios, en Facebook, o en amorsexoserologia@gmail.com

Éste es un post de ASS- escrito por Miguel Caballero para Imagina Más

12 comentarios en “Preñar(se) de VIH. ¿Qué nos están diciendo?”

  1. Cada uno debe hacer con su vida lo que crea mejor para uno mismo, si es consentido, perfecto! Pero no estoy de acuerdo con esta práctica en la que la justificaciòn es follar sin miedo! El VIH para mi es algo màs que eso, el VIH a mi parecer no se vence propagandolo, creo que se vencerá a nivel social cuando se destigmatice y se trate con normalidad y obviamente a nivel vìrico cuando se encuentre una vacuna pero mientras eso no exista. y si llegara un momento en que se dejaran de financiar los medicamentos, entonces que? Merece la pena apostar tu salud por sexo? Para mi no! Y se olvida que hay otras enfermedades que se propagan por el sexo. No se trata de tener miedo, se trata de ser prevenido, no se…. Depende de lo que cada uno necesite en su vida sexual. Por cierto al chico que quiere darle valor a su semen creo que lo mejor es que lo done si esta sano.

    1. Miguel Caballero

      Hola, David. Yo estoy de acuerdo contigo a nivel personal. Mi opción, desde luego, tampoco es el poz breeding.

      Pero este post no pretendía hacer un juicio sobre esa práctica, por varias razones. Una, porque yo en realidad no conozco a estas personas, y no puedo hablar en su nombre. Internet es también el lugar de las fantasías. ¿Quién dice que esto no sea sólo una fantasía? En el caso de que sea verdad, lo mismo, yo creo en la libertad personal y en las relaciones consensuadas. Cada uno elige, mientras sólo incumba a uno.

      Ahora: no es mi opción en absoluto.

      Lo que sí me parecía importante sobre el poz breeding era analizar qué tipo de conversación tenían por internet, porque en esas conversaciones había algo importante para todxs nosotrxs. Y es la cuestión del miedo añadido que el VIH ha conllevado para nuestras relaciones sexuales, sea un miedo consciente o inconsciente. Los no-poz breeders no hablamos a menudo de ello; los poz breeders sí. El objetivo del post no era ni mucho menos promover el poz breeding, pero tampoco lo contrario; ahí no entro. El objetivo es analizar todas las narrativas que el VIH ha creado, también las más extremas como ésta, para ver qué puedo aprender de mi propia sexualidad seropositiva.

  2. Muy interesante, pero ¿eres filólogo y pones eso de «unx», «todxs»? Pues vaya filólogo de pacotilla absurdo. Insoportable la lectura de un texto así.

    1. Miguel Caballero

      Interesante – Hay quienes entienden las lenguas como sistemas inamovibles, fósiles, conservadores; y hay quienes enfatizan que el español (como cualquier lengua) no es sino el producto de siglos de evolución, que se presta al juego, a la expresividad y a seguir explorando sus posibilidades, no sólo en la semántica o la gramática, sino también en la morfología. La filología me dio conciencia de esto último.

      Por suerte, tener una formación filológica no significa sólo ser unx policía de la RAE. Hay más opciones.

  3. Hola Miguel! Entendi el mensaje de tu post, el cual me parecio muy interesante y por eso lo
    lei y quise dar mi punto de vista y bueno aunque sea otro canal de exploraciòn y aceptaciòn del VIH, como dije, me parece perfecto siempre que sea consensuado pero bajo mi punto de vista y aplicado a mi no sirve. Pienso que este tipo de practicas distorsionan la aceptaciòn de este virus por parte de otros grupos sociales ademas de poner a los homosexuales una vez mas en el punto de mira pero cada persona decide que es lo mejor para cada uno. Yo no tengo VIH y vivo una sexualidad buena, estoy informado de las vías de transmision de las ETS, conozco estas enfermedades y me enfrento a ellas con esa informaciòn y previniendo. De verdad que no trato de hacer ningún juicio de valor ni de valorar que es lo bueno y lo malo, solo trato de tomar conciencia mirando todos los aspectos que conlleva cargar el peso de el VIH.

  4. Miguel Caballero

    David – sí, yo también creo que el fin de la epidemia viene por la creación de una imagen positiva del sexo y el empoderamiento en salud sexual.
    Pero soy consciente de una cosa: llevamos décadas con las campañas típicas de «no sin condón», etc., y la verdad lejos de ser efectivas, los casos de infección no hacen sino aumentar. Hay que pensar qué está fallando, y para ello, es importante escuchar a todo el mundo, incluso a los testimonios que nos hacen sentir más incómodos, como los de poz breeding. Uno de los siguientes posts va a ser sobre eso precisamente, nuestra relación con las campañas de salud sexual.
    Por cierto, me gusta mucho que sin ser seropositivo te pases por aquí y comentes. En otros posts ya lo he dicho, pero escribo mucho pensando en no seropositivos, porque creo que ésta es una conversación que tenemos que tener entre todxs, independientemente del estatus serológico.

  5. David Peyró

    Un artículo muy interesante, con muchas cuestiones para conocer más. Yo voy a comentar a partir de otra perspectiva diferente al psicoanálisis, desde una visión más grupal.

    Cuando un grupo excluye a parte de sus miembros por una misma característica, es normal que esas personas se configuren como un grupo nuevo, y que creen sus propios valores y cultura, y me pregunto ¿hasta que punto condicionarán las causas por las que fueron rechazados por su anterior grupo la creación de su nuevo grupo? ¿que valores harán diferenciarlos del ahora exogrupo? En el proceso de conformar su identidad, tendrá mucha importancia las razones por las que han sido excluidos, no sólo para crear sus propios valores, también para diferenciarse del anterior grupo.

    En las personas que convivimos con VIH, sobrevivir a la enfermedad es una cuestión superada, pero el estigma que padecemos por nuestra condición se mantiene en la misma situación. Crear nuestro propio grupo, donde no se juzga ni discrimina, pueden cohesionarnos como grupo. Pero aún a nivel grupal, no dejaríamos de sufrir el estigma, por parte de la sociedad en general y del colectivo LGTB en particular. Eso puede llevar al secretismo y a un tipo de grupo sectario, donde poder llevar a la práctica el tipo de relaciones que no son bien vistas por los demás. Y eso puede llevar a creencias erróneas, como que se haya perdido el miedo a la muerte, cuando lo que se ha perdido es el respeto a la vida. Pero es que fuera de ese grupo no te dejan vivir sin las condiciones que ellos creen imprescindibles (por ejemplo, hacernos responsables de la salud de los demás).
    Cuando la gente que lee este artículo se tira las manos a la cabeza, quizá debería plantearse hasta qué punto han contribuído a la creación de estos grupos, y preguntarse por qué hay personas vulnerables que sienten que pertenecer a esos grupos es algo “más grande”, donde “follar sin miedo” le da valor a su semen.

    1. Miguel Caballero

      Qué bueno, David. El último párrafo es una maravilla, no podría haberlo dicho mejor. Justo era eso, en lugar de enfocar nuestras energías exclusivamente en la culpabilización de estos grupos, o en el paternalismo, o en convertirlos en monstruos, el plan era ver cómo lo que ellos decían nos incumbía a todxs. Yo lo tomé por la parte del miedo; pero lo que tú añades es fundamental. ¿En qué medida los demás no hemos posibilitado que estos grupos existan?

  6. me siento triste y preocupada a la vez. y me siento y pienso así porque es difícil para mí no asociar esta práctica con vacío existencial. pienso en el concepto de consciencia moral y en cómo se construyen las identidades dentro de un grupo que te hata a algo.. el ser humano está invitado a la libertad entendiendo ésta como la capacidad de discernir y elegir el más alto bien para sí mismo y para otros.. una enfermedad no es el más alto bien sino muy por lo contrario esclaviza.. por qué una generación de jóves buscaría esclavizarse?…

    gracias por abrir la posibilidad de conversar
    saludos

    1. Miguel Caballero

      Gertrudis, gracias por tu mensaje escrito con tanta delicadeza. Yo creo que estamos en lo mismo, en realidad. La cuestión no es censurar esta práctica o elevar el dedo acusador contra los que la practican, pues al fin y al cabo es una relación consensuada y consciente. La cuestión es preguntarnos por qué ocurre, cómo nosotros contribuimos a que ocurra, qué papel tiene el Estado y las campañas de prevención aquí, qué responsabilidad tiene la sociedad no informada y estigmatizadora. En fin, que esto nos ayude a todos a cuestionarnos nuestra propia posición con respecto al VIH.

  7. Buenas, Miguelito. Me parece que hay un otro elemento acerca de cual todavia no hás hablado: la excitación del riesgo. Creo que el discurso fatalista — «no tengo miedo de eso, y si vamos tenerlo todos, mejor que sea por mi elección» — es demasiado racional para una cuestión tan visceral, que tiene que ver con sentimientos y deseos, salud y vida. Es más una excusa, una defensa del yo en contra de un gran miedo, pero un miedo que viene en conjunto con el deseo, con la excitación (y esa es un tema literario de los más antiguos, las bodas de Eros y Thanatos). Pienso que la reflexión va por el camino de «la experiencia límite» de Bataille, de la concepción del placer como un contacto con la finitud…

    1. Miguel Caballero

      Estoy de acuerdo en parte, querido. Hablaba de Eros y Thanatos en mi post original, pero luego lo borré, intentando pensarlo desde otro sitio. Es verdad que cuando se presentan como un grupo de privilegiados que follan sin miedo, pensaba en que ellos dicen exponerse a esa experiencia límite, pero sin necesidad del freno que los demás podemos ejercer. Disfrutando del miedo puro, afirmando que han perdido el miedo al miedo.

      Ahora, ¿por qué quería pensarlo desde otro sitio? Porque sí que hay mucho inconsciente, pero también hay algo muy explícito y racional -estos chicos escriben sobre ello, construyen webs sobre el tema, con distintas secciones temáticas. Hay clasificaciones, crean categorías, establecen listas de precios. Hasta el punto que me llevó a pensar cuánto de realidad hay en las experiencias que cuentan y cuanto de fantasía producidas sólo para compartir en una comunidad online, y no para llevarlas a la práctica. Ya sabemos que internet es el lugar por excelencia sin límite ninguno (o casi ninguno -lo que puedan establecer las legislaciones nacionales) para compartir fantasías sexuales.

      Un abrazo, Marcelo!

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