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A menudo los medios de comunicación exploran el VIH siguiendo un enfoque puramente clínico. Se habla de la epidemiología, de una futura vacuna o curación. Las noticias protagonizadas por personas con VIH suelen recibir una editorial que no hace más que reforzar el estigma de la infección. Resulta novedoso poner el foco de atención en las personas más que en el virus, supone un desafío tomar como protagonistas aquellos seres cuyas voces son estigmatizadas y carecen de representatividad social. ¿Acaso conoces algún personaje relevante y reconocido en España que haya hecho público su seroestatus?.
El VIH desde su estallido en los ochenta ha sido utilizado como mecanismo de exclusión de la sociedad occidental hacia grupos minoritarios, la norma expulsando a las minorías del derecho de ser tratadas con dignidad. A menudo la sociedad se siente a salvo de adquirir una infección ligada a determinados grupos sociales con ciertos estilos de vida. Pero cuando la realidad se impone y esa persona recibe el diagnóstico, cruza un espejo para pasar a formar parte del grupo estigmatizado.
“La vida a través del espejo. Testimonios de resiliencia frente al VIH” (Punto de vista editores) es una obra que recoge diferentes testimonios de personas diagnosticadas de VIH que se crecieron ante la adversidad. El viaje se inicia con el golpe, momento en el que se recibe un diagnóstico inesperado en muchas ocasiones. A través de David conocerán la experiencia de un médico que recibió el diagnóstico en el hospital donde trabajaba. Con él conocerán como la discriminación hacia las personas con VIH puede colarse en la praxis diaria de algunos profesionales sanitarios. Un sector que debería mostrarse actualizado y libre de prejuicios a veces no queda exento de serofobia. También conocerán la biografía del padre Pablo, un sacerdote homosexual recientemente diagnosticado de VIH. De su mano conoceremos las bambalinas de la Iglesia Católica y su posicionamiento en torno a la lucha contra el VIH o el uso de preservativos.
El viaje continúa con el camino hasta la aceptación que supone el duelo, etapas que todo ser humano transita tras recibir una noticia que provoca cualquier shock vital. Este capítulo está protagonizado por Eva, una mujer que durante cuatro años quedó atrapada dentro de la corriente disidente que niega la existencia del VIH. Con ella conoceremos como fue seducida por dicho movimiento y como casi le costó la vida negar la existencia de la infección.
Los siguiente capítulos del libro nos conducen hasta la resiliencia, esa capacidad que tenemos los seres humanos para crecernos ante la adversidad saliendo fortalecidos. Y la visibilidad dentro del gran armario de VIH en España. Estos pasajes cuentan con las voces de María José Fuster y Miguel Caballero, dos personas resilientes y visibles para toda la comunidad de personas seropositivas. Pasando por los miedos que pueden aparecer cuando te enamoras y el VIH puede suponer una realidad desconocida y temida para el miembro seronegativo de la pareja. Descubriremos la experiencia de una pareja serodiscordante que vence el miedo y el desconocimiento. El libro también se adentra hasta la sexualidad positiva presentando el caso de un joven gay que, tras superar el duelo y gracias al hito de la indetectabilidad, descubre una forma de experimentar una sexualidad emancipada del miedo.
Por último la obra nos lleva al inicio de la epidemia con la biografía de Enrique, diagnosticado en la década de los noventa, que nos habla de los años más feroces del sida en España. Y de su mano conoceremos el síndrome del superviviente del sida para poder rendir el homenaje que la primera generación del VIH merece.
Un libro que trata de hacer algo doloroso para algunos y desconocido para muchos en algo divulgativo para todos. Una obra que trata de arrojar algo de luz reconociendo la capacidad de resiliencia en uno de los grupos sociales más desprestigiados y afectados por el estigma. Un homenaje aquellas personas que miraron la adversidad y la invitaron a bailar.
Iván Zaro, autor del libro
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Si se tiene en cuenta que en PubMed, algo así como la Wikipedia de las publicaciones médicas, hay alrededor de 800 artículos que relacionan «mujer VIH y salud mental», puede ser que haya alguna relación. Voy a resumir, libremente y por mi cuenta, un estudio recién publicado por varias mujeres, entre ellas Alice Welbourn. A Alice la conozco personalmente, y verla a ella es verle la cara a la primera generación que se infectó con VIH cuando, esto es otro tópico que se usa mucho, el VIH era una sentencia de muerte. Tan tópico como cierto, lamentablemente.
A ver, para empezar, en inglés se llama «mental health» a la salud mental, pero me parece que no tiene el mismo matiz que aquí, pues se usa de una manera más generalizada, como, digamos, a good mental health sería como tener tu mente en forma. Pues a través de un estudio
Si se tiene en cuenta que en PubMed, algo así como la Wikipedia de las publicaciones médicas, hay alrededor de 800 artículos que relacionan «mujer VIH y salud mental», puede ser que haya alguna relación. Voy a resumir, libremente y por mi cuenta, un estudio recién publicado por varias mujeres, entre ellas Alice Welbourn. A Alice la conozco personalmente, y verla a ella es verle la cara a la primera generación que se infectó con VIH cuando, esto es otro tópico que se usa mucho, el VIH era una sentencia de muerte. Tan tópico como cierto, lamentablemente.
A ver, para empezar, en inglés se llama «mental health» a la salud mental, pero me parece que no tiene el mismo matiz que aquí, pues se usa de una manera más generalizada, como, digamos, a good mental health sería como tener tu mente en forma. Pues a través de un estudio
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