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Yoko: “Soy gay, vivo con VIH y hago activismo en tacones”

«Era el Pride de La Paz. Yo había quedado con un amigo en casa para vestirnos como la ocasión requiere, pero me retrasé haciendo unas cosas y mi amigo tuvo que esperarme allí en el salón de mi casa, con mis papás. Cuando llegué, me lo encontré charlando con mi madre mientras ella le pintaba las uñas”, cuenta Yoko. No siempre fue así de fácil con su familia, y, curiosamente, el diagnóstico de VIH fue la clave que produjo el cambio. “Antes del diagnóstico, tenía todo escondido. Me aseguraba de que mis padres no encontraran mi maquillaje, mis panties, mis boas de plumas. Ni siquiera traía mucho a mis amigos gays a casa. Pero llegué a estar muy enfermo, y mi familia estuvo incondicionalmente a mi lado. Eso hizo que de alguna forma ahora me acepten y disfruten de todas esas facetas que antes les ocultaba. Mis padres están hoy orgullosos de tener un hijo gay y con VIH que hace activismo en tacones con estética queer.

Yoko tiene 23 años, es estudiante de diseño y un entusiasta de su ciudad natal, La Paz, Bolivia. “Estamos haciendo un esfuerzo por posicionar La Paz como capital del turismo LGTBQ+-friendly. Porque lo es. Ya recibimos muchos visitantes de todo el mundo, incluyendo gente de capitales americanas cosmopolitas como Buenos Aires, Rio de Janeiro, Ciudad de México o Nueva York, que también han encontrado similitudes en La Paz con sus ciudades de origen en cuanto a la movida cultural. La Paz tiene algo único, y es el engarce entre el cosmopolitismo y la cultura andina. Otras capitales latinoamericanas han dado un poco la espalda a sus culturas ancestrales. Aquí no. Es perfectamente compatible, y se nota en la moda, en la música, en los modismos del habla, en los boliches”. Yo no conozco Bolivia, pero le confirmo que algunos ecos de esa mezcla única me han llegado, particularmente desde la arquitectura. Hay una fascinación en Estados Unidos por las casas residenciales que combinan arquitectura moderna cosmopolita con ornamentación y gustos andinos. “¡Los cholets!” -me dice, entre entusiasmado y divertido- “Es decir los chalets de los cholos. Fíjate, un buen ejemplo de esa mezcla es que este mismo fin de semana hay una fiesta con DJs internacionales que van a tocar en uno de esos cholets.”

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Voilà un cholet

Yoko lleva en el activismo LGTBQ+ desde los 16 años. Como activista del VIH y seropositivo visible bastante menos, desde que divulgaron su diagnóstico sin su consentimiento con el fin de hacerle daño. “Les salió el tiro por la culata porque ahora soy una persona con VIH visible y empoderada”.

Lo suyo es trabajar con las manos: “De esa pasión por crear algo manualmente me viene el diseño. Me encanta terminar con las manos doloridas de trabajar. Empecé con el diseño gráfico, posteriormente de interiores, pero no terminó de convencerme. Ahora estoy volcado en la moda, y ahí me siento mucho más libre. Me encanta manipular texturas, producir movimiento”. Todos esos intereses se unieron para crear un activismo a su medida. Así fue como surgió Vitryaz, que Yoko define como “una unión de jóvenes irreverentes, sencillos y transparentes”. Un grupo de amigxs que crean coreografías, bailan en tacones y se diseñan su propia ropa, oponiéndose al binarismo hombre-mujer y reivindicando la estética gender queer. Comenzaron a ensayar en un conocido lugar de encuentro LGTBQ+ de La Paz, el Café Vox (aquí los pueden ver en ese café). Luego pasaron los ensayos a la casa de Yoko, una vez que las boas y los panties salieron de los armarios. Al principio, Vitryaz estuvo constituido por tres miembros. Ahora son cuatro, pero entre medias han pasado hasta diez. Lo que comenzó como un juego entre amigxs les ha llevado últimamente a protagonizar portadas de revistas o actuar en la televisión nacional boliviana, además de en diversos escenarios de teatros, plazas, ferias, circuitos y hasta en discotecas heterosexuales.

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Al principio desconcertaban: “Nadie sabía muy bien qué éramos: las drags nos miraban extrañadas, nos decían ‘mariconcitos’. Los gays, igual, nos preguntaban si éramos mujeres. Pero es que el género queer va precisamente de eso, es normal el desconcierto. Nosotros no nos identificamos con ninguna de las cuatro letras LGTB. Reivindicamos la ‘Q’ de ‘queer’ para construir nuestro propio género con los elementos que nos gustan. Ahora, si hay algo que nos identifica al salir al escenario es ser irreverentes. En el escenario somos putas totales, irreverentes.”

¿Cómo describirías al macho boliviano que, de alguna forma, ustedes están cuestionando? “Bolivia es tan diversa que no hay un solo tipo. Quizás en rasgos generales el macho por antonomasia es el que provee, el que trabaja. Pero hasta eso depende de la zona. En la región andina, el macho tiene el mando político, el cargo social más alto. Sin embargo, las mujeres tienen la reputación de ser más trabajadoras. En los valles y en la Amazonia, es el típico macho de camiseta a cuadros, abiertas para que se les vea el pecho, y jeans ajustados. El problema es que, además, todo eso tiene un reflejo en la cultura gay. Hay mucho gay heteronormado que exige a alguien ‘discreto’, o sea un machito”.

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Cuando Yoko fue diagnosticado VIH positivo, ya estaba en etapa sida, y hace poco compartió esa experiencia en Facebook: “Yo que pasé casi tres meses en cama llorando porque nunca antes había estado tan enfermo, cuando caminar una cuadra me dejaba exhausto, cuando todo lo que comía lo expulsaba de inmediato, cuando llegué a pesar 50 kilos, cuando la tos seca por las noches no me dejaba dormir, cuando pensé en incluso terminar con ese prolongado sufrimiento, cuando ya no tenía fuerzas… inicié tratamiento antirretroviral. Y si bien lo acompañé con actividad física y una dieta estricta las primeras semanas, y lo más importante, el apoyo y amor incondicional de mis padres y hermanos, yo no seguiría aquí”. En este comentario le dedicó también espacio a la memoria de tres personas que conoció con el diagnóstico de sida y pudo acompañar hasta su fallecimiento. Añade Yoko: “Así que si saben de pociones místicas o dietas milagrosas, investiguen un poco más, quizá sólo sirve para aumentar las defensas y quizá les sirva a personas recién diagnosticadas con las defensas súper altas y con carga viral indetectable, pero por favor JAMÁS se les ocurra meterle esa idea a personas que han estado como yo, postrado en cama, en etapa sida con las defensas súper deterioradas. Que muchas personas han dejado este mundo por seguir consejos así.”

Hoy el sida es un síndrome revertible, y su caso ejemplifica esta situación. Su posición con respecto al tratamiento es interesante, porque refleja una discusión que se está llevando a cabo estos meses en Bolivia en torno al cuidado de la salud. En el país andino hay una iniciativa firme de ir más allá de la medicina occidental y de los tratamientos convencionales. En enero de este año, el Presidente Evo Morales aprobó la Ley 777 de planificación general del Estado constituida en torno al concepto de “vivir bien”. ¿Qué significa este vivir bien? Pues según la propia ley, por vivir bien se entiende el desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra para la construcción de una sociedad justa, equitativa y solidaria, con la participación de todos los niveles gubernativos del Estado, de acuerdo a lo establecido con la presente Ley.” Esto tiene consecuencias importantes para los planes de salud. Según cuenta Yoko, “supondrá incorporar la medicina ancestral a nuestro sistema sanitario. La nueva ley sigue dando primacía a la sanidad moderna, pero incluye tratamientos alternativos, basados en el conocimiento ancestral de los pueblos de Bolivia. Antes tuvimos gobiernos racistas que rechazaban toda la parte originaria del país, la negaban. Ahora hay una búsqueda explícita de un equilibrio. Los tés, las hierbas medicinales, etc. serán importantes en los tratamientos. No curan, pero sí pueden ayudar.”

¿Y qué tal el apoyo gubernamental al colectivo LGTBQ+? Le recuerdo lo de Evo y el pollo. “Es complicado. Hace poco Evo llamó ‘lesbiana’ a una diputada, como para insultarla. Pero, por ejemplo, desde el 1 de agosto tenemos una ley de identidad de género, aunque lo cierto es que fue iniciativa y lucha constante del movimiento LGBT de Bolivia, y ni siquiera promulgó Evo dicha ley, sino el vicepresidente García Linera”.

En esa lucha está también Yoko. Cuenta que el género queer tiene una rica tradición en Bolivia, especialmente La Paz, aunque antes no se llamase así. Por ejemplo, una danza popular boliviana, la morenada, tenía prohibida la participación de las mujeres, así que los hombres se vestían de mujer para participar y representar el papel femenino. Luego, las drags tomaron la morenada como su baile de guerra creando el personaje de la china morena. Una de las más famosas drags que hicieron esto fue Barbarella. También hay una extensa tradición de drag kings que empieza en los 80, con los miembros de la familia Galán como ejemplos más notorios. No obstante, las referencias de Yoko y Vitryaz también son internacionales, como muestra de la mezcla entre cosmopolitismo y patrimonio nacional del que hablaba anteriormente. Artistas como lxs ucranianxs Kazaky, más del tipo musculado, el francés Yanis Marshall, desde la danza contemporánea, o el vietnamita Tô Lâm, con una producción muy sofisticada, son algunos de sus modelos.

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La apuesta de Yoko es por una visibilidad radical, y eso tiene un precio que hay que pagar. “Primero, perdí mi novio, porque era absolutamente serofóbico, y cuando recibí mi diagnóstico, ni siquiera me quería tocar. Hoy día también tengo mis dificultades. Paso dos filtros en Grindr, por decirlo de alguna forma. Por un lado, el de la expresión de género, porque, como decía, hay mucho gay heteronormado que busca machito. Y segundo, el del estatus serológico. Ahí ya es cuando algunos me dicen: ‘bueno, podemos ser amigos entonces’”. Es un precio que Yoko está dispuesto a pagar: “Somos bastantes trabajando en esto del estigma en torno al VIH en La Paz. Espero que, al igual que ocurre con el activismo LGTBQ+, sea cada vez más visible. Mi apuesta es por la visibilidad. Es fundamental para que un día podamos hablar de todo esto públicamente y sin vergüenza”.

 

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Éste es un post de ASS- escrito por Miguel Caballero para Imagina Más

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