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ÚLTIMO ANÁLISIS (III) – Grindr

En el anterior capítulo de esta serie dejamos formuladas una serie de preguntas que sería interesante que todos nos planteáramos de vez en cuando, sobre todo aquellos que en su perfil de Grindr informan de su seroestatus y de la última vez que lo comprobaron (NOTA: si la información que has puesto tiene más de un año de antigüedad, incluso menos, te recomiendo que la actualices lo antes posible, sobre todo si tienes una cierta vida sexual).

Sea como sea, el tema no deja de sugerirnos preguntas y plantearnos dudas: ¿qué haré si me habla por Grindr uno que pone que es seropositivo y que me encanta? ¿Le contestaré, quedaré con él y me acostaré con él como lo haría si no supiera nada? ¿Le dejaré pasar porque la idea del sexo con él es superior a mis fuerzas? Por otro lado, si en vez de hablarme él le veo yo… ¿le hablaré o me callaré, maldiciendo el día en que se le ocurrió poner que es positivo, porque hubiera sido mejor no saberlo nunca, en vez de saberlo y que eso lo cambie todo?

Siempre ha habido algunos a los que les gusta interrogar a sus potenciales polvos por su estado de salud, porque eso les da seguridad a la hora de acostarse con ellos, sin reparar en que la información que reciben carece totalmente de valor. Obtener seguridad es el resultado de mantener a raya el miedo y cada uno hace eso como buenamente puede. Sin embargo, la mayoría de hombres hemos ido pasando de estos interrogatorios inútiles, hasta que muchos han visto el cielo abierto cuando Grindr ha ampliado las casillas a rellenar en el perfil.

Debate aparte merece la costumbre de, a falta de publicar si estatus serológico, incluir en el perfil alusiones a sexo seguro y solo seguro. Vaya por delante que esto del sexo seguro me parece muy buen hábito y me gusta que la gente lo lleve a cabo. Por otro lado, procuro no olvidar que, cuando yo quedo con alguien, que me diga que siempre practica “sexo seguro” no tiene ningún valor real para mi salud física. Lo que tiene verdadero valor es lo que yo haga con él en ese momento (más una ineludible ayudita por parte de la suerte, de lo incontrolable, de lo imprevisible). Muchos hombres mantienen a raya su miedo creyendo que si alguien dice que practica sexo seguro eso significa necesariamente que no está expuesta a ITS, cuando en realidad, insisto, no quiere decir nada. Nuevamente, obtener seguridad es un objetivo estupendo y cada uno lo hace como puede. Pero, ay, si bastara solo con eso para salvarnos de nuestros fantasmas… ¡qué fácil y qué perfecto sería el sexo, la vida, el universo!

En este punto, yo insisto con mis preguntas: los que no ponemos en nuestro perfil nada sobre nuestro seroestatus, ¿somos de fiar? Hasta ahora teníamos que serlo a la fuerza, porque nadie lo ponía o, al menos, esperaba a la conversación para decirlo si es que esa conversación llegaba (mi experiencia es que el 99% de las veces nunca llegó). Sin embargo, ahora que puedo incluirlo en mi perfil con un simple click y encima con fecha, ¿qué han de pensar los demás de mi silencio?

Yo no tengo puesto mi estatus serológico en mi perfil de Grindr. No es solo una cuestión de pudor. Al fin y al cabo, mi estatus serológico es un asunto privado, porque no me lo reservo solo para mí sino que lo comparto con mis amistades más cercanas y con algunas de las personas que viven conmigo nuestro día a día. De manera muy excepcional, a lo largo de mi vida lo he compartido también con gente con la que he tenido sexo, cuando ellos me lo han preguntado. En realidad, no publico mi estatus serológico porque nunca lo he puesto y porque nunca se lo he preguntado a nadie, ¿por qué iba a empezar a hacerlo ahora?

Rafael San Román, psicólogo

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