Imagina más

Tengo VIH y si te da miedo, no tengo sitio en mi vida para ti

Tengo VIH desde hace 23 años y a veces me cuesta pensar cómo era mi vida antes de tenerlo. Lo que sí recuerdo, es que desde el momento del diagnóstico mi vida cambió para siempre, ni a mejor ni a peor simplemente a muy diferente. Desde ese instante tuve que enfrentarme a muchas situaciones a las que ya me había enfrentado en la vida, y a muchas otras a las que no me había enfrentado nunca. Ha sido un camino largo y muchas veces doloroso, pero todo ese tiempo y todas esas experiencias han contribuido a ser quien soy hoy en día, y el que soy hoy en día me gusta mucho.

Supongo que en parte he tenido eso que llaman suerte porque no he sufrido demasiados episodios de discriminación o rechazo por parte de otras personas. Algún amante que huyó despavorido al confesarle mi estado serológico, algún bloqueo en las redes sociales porque se habían enterado de que tenía VIH, que algún medico se negase a realizarme una intervención quirúrgica, etc. Nada que a mí en la distancia me parezca demasiado grave, aunque en su momento socavaron profundamente mi ya de por si debilitada autoestima. Me parece un bajo ratio de sucesos para 23 años, la verdad.

Durante todo este tiempo, contra quien más tuve que luchar fue contra mí mismo. Me costó mucho tiempo darme cuenta cómo había asimilado muchos mitos y creencias sociales que estigmatizan a las personas con VIH: Si tienes VIH te mueres de sida sí o sí, las personas seropositivas son bombas con patas que pueden ir contagiando la enfermedad a cualquier persona que se acerque o la expresión “puto sidoso maricón” … y luego estaban los prejuicios y estereotipos de fabricación propia: “tengo una tara”, “voy a morir sólo”, “todo el mundo me va a rechazar”, ”es mejor mantenerlo en secreto y no compartirlo con nadie”… Entre unas creencias y otras, los primeros 15 años de la infección fueron un pequeño calvario. Desde luego las que más me ha costado eliminar son las que me creé yo solito. ¡Maldita serofobia interiorizada!

Si algo ha cambiado mi vida desde que tengo VIH ha sido saber que ser indetectable significa ser intransmisible y que ya hace unos cuantos años que existen numerosas evidencias científicas que lo soportan. Dicho de otra forma, aunque tengas VIH, si empiezas a tomar el tratamiento y tienes una buena adherencia la mismo, al cabo de un periodo de entre uno y seis meses pasarás a ser indetectable -la cantidad de virus en sangre es tan pequeña que ni las pruebas de laboratorio pueden detectarla-. Siendo indetectable de una forma continuada no puedes transmitir la infección a nadie (más información). Evidencia científica me ha permitido vivir mucho más tranquilo y espero que al resto de personas que no viven con VIH les haga plantearse si tiene sentido seguir teniendo miedo a mantener una relación, del tipo que sea, con una persona seropositiva. ¡Ojalá lo hubiese sabido antes!

Hoy en día, y después de mucho trabajo interior, pienso que tener VIH es sólo una circunstancia más de mi vida, al igual que lo es tener las pestañas hacia abajo como los chinos, que le dan un aspecto tristón a mi cara, o una cicatriz enorme en el glúteo por una operación que me ha hecho tener que esconderme durante varios años cada vez que me bajaba los calzoncillos. Son sólo eso, circunstancias que están ahí y que por mucho que luche por cambiarlas, por ahora, van a seguir estando ahí.

Ahora me parece tierno, pero durante una época me ricé las pestañas para que mi mirada pareciese más alegre (mis amigos decían que parecía Daisy la novia del pato Donald), y al cabo de 15 días siempre volvían a su estado natural; ¡El que me quiera que me quiera con mis pestañas de chino y punto! A mi actual pareja le encantan al igual que le parece muy sexy mi cicatriz en el culo.

Ya no tengo tanto miedo al rechazo. Ni de mi mismo, ni de los demás. Soy muchas más cosas que una persona con VIH y si alguien me rechaza sólo por esa circunstancia se va a perder todas esas otras cosas que soy (algunas de ellas maravillosas, otras no tanto). Ahora soy yo el que no está dispuesto a sufrir o perder ni un solo segundo de mi vida por una persona que me rechace por tener VIH. Probablemente sea por desinformación, juicios morales, miedo irracional ó cualquier otro motivo que, a mí, particularmente, me la pela, pero se acabó.

Tengo VIH y si te da miedo, lo respeto, pero no tengo sitio en mi vida para ti.

Daniel

¿Tienes VIH? aquí puedes ver todos los servicios que Imagina MÁS te ofrece.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio