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Nosotras también follamos: Breve guía para el sexo lésbico urgente

Muchas mujeres creen que no estamos en riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS) al tener relaciones sexuales con otras mujeres; sin embargo, esta idea es totalmente errónea.

El riesgo de las infecciones de transmisión sexual debe definirse por prácticas, no por orientación o tendencias sexuales. Y aunque en las relaciones sexuales entre mujeres el riesgo de contagio del VIH es menor, existe siempre la posibilidad de contraer otras infecciones de transmisión sexual.

Tener menor riesgo de contagio no significa que no haya que tomar precauciones y estar alerta ante los síntomas de una infección. No tratar a tiempo un infección puede tener graves repercusiones: cáncer cervical, daño de órganos reproductivos, complicaciones del embarazo, etc.

¿Cómo nos protegemos?

  • Sexo Oral: Para protegerte puedes utilizar un condón cortado y ponerlo en la vagina de tu pareja sexual. Si quieres, también puedes utilizar un trozo de plástico fino para envolver alimentos o un »dental dam» -una barrera de látex que se vende para dentistas-.
  • Juguetes sexuales: Si los compartís, ponles un condón y cámbialo cuando lo paséis de la una a la otra.
  • Masturbación: Durante la regla puedes utilizar también una barrera plástica o ponerte un guante de látex si quieres sentirte más segura.
  • Frotar vagina con vagina: Para protegerte puedes utilizar una barrera de latex.
  • BDSM: Solamente hay riesgo intercambiando los objetos cuando hay sangre que pueda estar en contacto con mucosas o heridas de la otra persona.
  • Prácticas sin ningún tipo de riesgo: Besos profundos, masajes, abrazos, baños, lamer el pecho, etc…

¿Por qué es importante acudir al ginecólogo?

Es una realidad lamentable, pero las mujeres lesbianas somos las grandes desconocidas en las consultas del ginecólogo.

El acceso a los servicios sanitarios te puede llegar a ser difícil, por razones como:

  • Sentirnos inseguras acerca de «salir del armario» en la atención médica, temor a la discriminación y rechazo.
  • Suposiciones por parte del personal sanitario acerca de nuestra orientación sexual y necesidades.
  • Percepción de que no tenemos riesgo.
  • Preocupación por falta de confidencialidad.

¿Debo informar al equipo sanitario de mi condición sexual?

Informar al personal sanitario sobre nuestra orientación sexual es una decisión personal que depende de cada una, de la situación en la que te encuentras en ese momento y de hasta qué punto te sientes cómoda abordando este tema.

Si tu médica/o conoce el tipo de prácticas sexuales que sueles tener, puede adaptar mejor las revisiones ginecológicas, pruebas y posibles tratamientos a tus necesidades.

¿Qué pruebas básicas debería solicitar?

Realizarnos revisiones ginecológicas regularmente es una forma de ser proactivas en el cuidado de nosotras mismas. Las pruebas más comunes que podemos realizarnos son :

  • Citología: Es un examen sencillo que consiste en tomar una pequeña muestra de tejido del cuello del útero para ser analizada en el laboratorio, con el fin de detectar la presencia de células anormales o cancerosas.

    La prueba de papanicolau consiste en una citología del cuello cervical. El médico o la médica retira con una espátula algunas células del cuello uterino y después las examina con microscopio. En caso de descubrir una lesión -displasia- durante la citología, existen tratamientos específicos.

    Una mujer puede estar en riesgo de cáncer cervical si tiene infección por algunos subtipos del virus del papiloma humano (VPH).

  • Exudados faríngeo, vaginal y/o rectal: Los exudados son pruebas que se realizan para detectar bacterias en los diferentes canales posibles con los que practicamos sexo.
  • Mamografías: Las revisiones de pecho pueden llevarse a cabo mediante un eco mamario y/o una mamografía. En esta prueba se producen imágenes que permiten la detección temprana de posibles cánceres antes de que sean palpables e incluso visibles. Esto incrementa significativamente la posibilidad de que sean tratados con éxito.

    En mujeres jóvenes no se recomienda la mamografía, sino el eco mamario, a menos que haya una lesión palpable y/o antecedentes familiares de cáncer de mama.

Difícil o no, los contagios de ITS entre mujeres son posibles. Y esto engloba, además, el VIH. Desde el Ministerio de Sanidad se financian programas de prevención para colectivos especialmente vulnerables. Pero ninguno específico para mujeres que tienen sexo con mujeres.

Esto se debe a que no hay evidencias epidemiológicas de que las mujeres lesbianas y mujeres bisexuales seamos un colectivo afectado. No hay datos reales de exposición a las ITS en mujeres que tienen sexo con mujeres porque no se han hecho estudios, lo que impide la creación de protocolos inclusivos.

El desconocimiento invisibiliza nuestras prácticas y se da por hecho que no vamos a tener prácticas de riesgo o que no vamos a utilizar algunas partes de nuestro cuerpo. Da la impresión de que piensan que no tenemos sexo, no queriendo ver que tenemos una vida sexual plena con sus pros y sus contras.

Por Teresa Navazo, trabajadora social

 

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