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La identidad como migrantes

¿Qué nos hace sentir de aquí o de allí, o de ambos sitios a la vez?

¿Ese posicionamiento es personal o son las demás personas las que nos empujan a ubicarnos en el mapa como si fuésemos una chincheta?

Como migrante, incluso habiendo tenido un proceso migratorio de privilegio en comparación con otras realidades, constantemente tengo la sensación de tener que posicionarme. De tener que elegir si soy de un sitio u otro. Es más, de tener que posicionarme siempre acorde a mi decisión de migrar, es decir si decidí venir aquí, lo lógico es que quiera ser leída como española, porque eso es signo de “integración”.

Desde mi matria natal se ríen de mi “acento gallego” y me dicen cosas, por supuesto de forma cariñosa como, “te convertiste en galleguita”, resaltando como indico anteriormente, mi decisión de irme cual traición a mis raíces. En más de una ocasión tuve que insistir en que sí, que efectivamente llevo mucho tiempo aquí, pero eso no me hace menos argentina.

¿Acaso el sentimiento de pertenencia se mide en kilómetros, o como el alcance de una red wifi?

¿No puedo seguir sintiéndome argentina por todo lo que viví allí, todes los que aún viven allí e incluso por todes lo que ya no están, pero siguen en mi recuerdo?

Desde mi matria adoptiva (España) en cuanto digo que soy argentina, me dicen que no, que bueno, que yo nací y me crié en Argentina, pero vamos que ya soy española.

Pero, ¿Qué significa ser española?

¿Cuáles son los indicadores que debo cumplir para serlo sin caer en estereotipos?

¿Las propias personas nacidas en esta tierra podrían definir lo que significa?

Y otro factor fundamental. ¿Por qué algunes migrantes somos tan bien acogides que nos identifican como españoles, incluso despojándonos de nuestra nacionalidad como forma integradora? y otres, que migran por los mismos motivos o/y sueños son señalades como “el otro”, “el de fuera”, “el diferente” por más que lleven viviendo en este trozo de tierra años y años?

¿Por qué a unes se nos otorga el privilegio de pertenecer y a otres se les levanta un muro?

En el proceso de integración muchas veces se utiliza la frase “tú ya eres de aquí”, como si ser de allí, es algo que debemos superar para llegar a la cumbre del migrante. Sobre todo, cuando el choque cultural es mayor, se tiende a leer como persona integrada a quien abandona o reduce muchísimo sus costumbres natales.

¿Qué derecho tienen los países receptores a decidir que costumbres podemos seguir manteniendo las personas migrantes y cuales deberíamos dejar atrás? Obviamente estoy hablando de costumbres, que se enmarquen dentro de los Derechos Humanos, que deben ser cumplidos en todos los trozos de tierra y agua que conforman el planeta.

En la definición de la identidad también influye el uso del lenguaje, el cómo se refieren a nosotres como extranjeros o inmigrantes.

¿Por qué si venimos de determinados países somos extranjeros y si venimos de otros somos inmigrantes? Un claro ejemplo son las personas de Inglaterra, Francia, Estados Unidos, etc. con residencia en España, leídos como extranjeros y luego estamos el resto del planeta que somos inmigrantes.

Para aclararlo, veamos las definiciones de ambos conceptos:

  • Extranjero: “natural de un país extranjero”. RAE
  • “Que es o viene de un país distinto al de la persona que habla”. Diccionario Oxford
  • Inmigrante: “que migra”. RAE
  • “Que llega a un país o región diferente de su lugar de origen para establecerse en él temporal o definitivamente”. Diccionario Oxford

Entonces, de acuerdo a estas definiciones, la lectura que se hace de unes y de otres

¿En qué se basa? ¿en el país de origen?, ¿el dinero que traiga el extranjero/inmigrante en el bolsillo?, ¿en los rasgos físicos?

Con respecto al lenguaje, también es muy curioso, por decirlo de alguna manera, la asociación de las personas con ciertas palabras. Por ejemplo, la palabra “sudaca”. Yo soy sudamericana, por tanto, soy sudaca, pero a mí nunca me identificaron como tal. De hecho, en muchas conversaciones, incluso personas allegadas a mí, se han referido a otra como “sudaca” y obviamente he saltado para indicar que esa palabra es desagradable y peyorativa y que, por favor, aunque sea delante de mí, que también soy sudamericana, no la utilicen. Y siempre la respuesta es la misma: “pero tú no eres sudaca”. Entonces me planteo yo, que no soy buena con el GPS, si siempre he estado equivocada y Argentina no está en América del Sur, muy muy al sur. Pero luego vuelvo a mi ser y analizo:

¿Qué significa sudaca?

¿Quiénes son las personas sudacas?

¿Qué patrones tienes que cumplir para serlo?

Como mi sangre hierve cada vez que obtengo esta respuesta, he cambiado de estrategia. Igual que el colectivo LTGBIAQ+ se apropió del termino maricón o bollera, convirtiendo un insulto en un posicionamiento de lucha y visibilidad, lo mismo hemos hecho muches con la palabra sudaca. Ahora forma parte de mi autoderminación y además de roja, feminista y bollera, soy sudaca.

En plena globalización extrema y en ciudades transculturales, aún cuesta entender que mi ser como migrante igual que el de millones de personas, está formado por todas las experiencias vitales, tanto en un país (en pasado y allí), como en otro (en presente y aquí) e incluso por el proceso de migración en sí.

Las personas migrantes somos todo eso que dejamos atrás y todo lo nuevo que vivimos, y nadie es quién para geolocalizarnos. En estos tiempos tan convulsos para el término autodeterminación (Cataluña, personas trans*, entre otras cuestiones), creo es importante no olvidar que la identidad se conforma por muchas partes de nuestro ser y una de ellas es nuestra matria y que, igual que nadie empodera a nadie porque es un proceso interno, con la identidad sucede lo mismo, solo nosotres mismes podemos definir nuestra identidad.

Bárbara Mainieri

Trabajadora social

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