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PrEP, TasP, condones y más allá: el VIH en las calles de Nueva York

Esta vez os quiero invitar a un paseo por la ciudad de Nueva York.

El VIH está presente de muchas formas, pero aquí me centro en cartelería de diferente tipo, campañas creadas por distintas organizaciones: ayuntamiento, gobierno estatal, ONGs de barrio, empresas farmacéuticas e incluso iglesias.

Hay mucho que comentar de estas campañas, mucho con lo que estoy de acuerdo y mucho con lo que no. Pero parto de que, a pesar de las carencias, prefiero que existan, sobre todo viniendo como vienen de diferentes instancias sociales, no sólo del Estado. Que sean visibles y discutidas. Obviamente, no todo vale y trato de sacar punta a cualquier cosa que se publique al respecto, siempre con una mirada crítica que no nos haga simples receptáculos de lo que nos cuentan. Sobre todo, porque estas campañas suelen tratar el VIH sin contar con lxs seropositivxs. Somos el elefante en medio del salón, como se dice en inglés. La presencia que todos notan y nadie parece ver. Todas esas campañas hablan de nosotrxs, y aún así no estamos en ellas. Teniendo esto en cuenta, dejo claro que en ASS- la apuesta es por el debate público, contra el silencio y la invisibilidad.

Empecemos con esta chica, en pósters del Ayuntamiento de NYC, que está por todas las esquinas de la ciudad diciéndote que se lo pasa como Las Grecas.

 

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Aquí en un vagón de metro

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Aquí en otro vagón de metro, con mi marido haciéndose el despistado (quería salir en el blog)

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Aquí ocupando toda una fachada en el SoHo

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Aquí junto a la puerta del baño de nuestro restaurante preferido en el Bronx.

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Aquí otra versión del anuncio, en un autobús, con una amiga de la otra chica, esta vez latina afrodescendiente

Premisa 1: me alegra ver a mujeres en anuncios de salud sexual hablando de que gozan como locas.

Premisa 2: esta campaña específicamente es sobre PrEP. Yo, personalmente, no creo que PrEP sea para todo el mundo, pero sí me considero un defensor de que esté disponible con la información correspondiente y actualizada, por motivos que explicaré algún otro día en este blog. PrEP accesible para todxs en cualquier lugar, y ya que cada unx decida si lo toma o no.

¿Os sorprende algo de estos carteles? Lo primero es que los anuncios están en español. Los latinos son (¡somos!) un «grupo de riesgo.» Recuerdo que cuando vivía en Holanda y me hacía mis revisiones de ITS, me ponían en grupo de riesgo doblemente: por gay y por hispanohablante. Para el Estado holandés, era una bomba de relojería sexual con patas. Aquí lo mismo. Mujeres y homosexuales de otras latitudes somos un peligro. Parece que los que follan en Nueva York son sobre todo lxs hispanohablantes y lxs afroamericanxs, o al menos los que «follan peligrosamente.»

¿Qué busca supuestamente esta  distribución por grupos de riesgo?

  • informar a sectores de la población que de verdad presentan altos índices de VIH

No obstante, ¿qué daños colaterales provocan estas campañas?

  • reforzar el estereotipo de que lxs latinxs y lxs afro-americanxs son (¡somos!) peligrosxs, irresponsables, potencialmente infecciosxs.

La cuestión no es simplemente censurar las prácticas sexuales «de riesgo.» La cuestión es que no hay un sólo cartel de esta campaña en la ciudad que muestre a blancxs, angloparlantes, heterosexuales. El VIH sigue siendo cosa de supuestas minorías raciales y sexuales.

Por supuesto que presentamos índices más altos de VIH. Quizás la conversación debiera ser por qué estos índices más altos se presentan en aquellos que se desvían del patrón de poder: hombre, blanco, heterosexual, de una escala social alta. Aunque también hay seropositivos así, que conste.

Una nota más: detesto la palabra «protección«. Parece que nos protegemos del otrx, de lo que nos da placer. Yo la eliminaría completa. «Me divierto con PrEP + condones,» En este blog voy a intentar evitar la palabra «protección» de aquí en adelante; creo que ese término enajena las relaciones sexuales. Habría que pensarlo de otra forma. Lo mismo con «de riesgo.» Crean paranoia, pero a la vista está de que no consiguen reducir las infecciones (otra palabra fea).

Con respecto al tema de la mujer, no conozco a ninguna que haya decidido tomar PrEP. Si llego a conocer a alguna, me gustaría entrevistarla para este blog.

Por cierto, uso los términos raciales que se usan en Estados Unidos, pues son los que los grupos representados en estos anuncios se han dado a sí mismos.

Pasamos al siguiente:

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En el metro

Este anuncio me incordia bastante, la verdad. Y por diferentes razones.

De nuevo la premisa: valoro que haya una conversación sobre PrEP en las calles de mi ciudad. Conversación que no existe, porque PrEP no está accesible, en casi ninguna otra ciudad del mundo.

Pero hay muchas cuestiones con las que no estoy de acuerdo aquí. Supongo que el chico que aparece solo y con los brazos cruzados es un gay soltero que tiene relaciones sexuales con distintos hombres. En los otros dos casos, entiendo que son parejas monógamas -no hay nada en el cartel que haga pensar lo contrario. Oye, quizás se acaban de conocer, pero yo me huelo que no. Dicen «we play» -nosotros follamos, supongo que entre ellos, porque ya en las fotos los vemos toqueteándose y la mar de felices.

Lo primero que me incordia es la cuestión racial. «To play sure» – «tener sexo seguro» parece que sólo es posible con alguien de tu misma raza. Ya sé que se supone que se está refiriendo a PrEP y los condones. Pero en los dos casos los chicos se parecen tanto entre ellos que podrían ser hermanos. El fenómeno del novio-gemelo. Nada en contra de ello, a priori, pero sí contextualmente. Esto puede parecer poco relevante en países como España, donde aún vivimos con cierta ficción de «todos somos blancos.» Pero en Estados Unidos es clave. Mi marido y yo somos de razas distintas (lo que quiera que sea que signifique «raza»), y por un lado tenemos a los racistas a los que damos asco (maricones interraciales y serodiscordantes, somos lo peor), y por otro a muchos activistas contra el racismo que piensan que parejas como la mía son peligrosas para el bienestar del que sea de minoría racial, en este caso mi marido, que es asiático. Según estos últimos, yo lo estaría fetichizando a él por su exotismo, y él sería un asiático que se odia a sí mismo y desea a los blancos, y por eso está conmigo.

Este anuncio es ambiguo en ese sentido, porque usa los mismos términos que estos últimos activistas: follar con alguien de tu color es más seguro. Play sure by staying with your own people.

Por supuesto, no todos los activistas contra el racismo piensan así, muchos apuestan por relaciones interraciales (término complicado también). Pero lo cierto es que sí hay bastantes casos que no ven con buenos ojos a parejas como la mía, y a mí personalmente me incordia ver esos prejuicios de forma ambigua en una campaña sobre salud sexual. No ha sido fortuito; los anunciantes han tenido que elegir a parejas para posar en esos anuncios, y la conversación racial en Estados Unidos está tope ahora. Tener sexo seguro en estos posters parece que apunta a dos razones: el uso de los distintos métodos para evitar la transmisión de VIH y el acostarte con alguien con tus rasgos físicos, que no te fetichice por exóticx, o te cuestione porque tu belleza sea diferente.

De todos los carteles que hay en esta campaña, y hay muchos, no aparece ni una sola pareja donde los miembros sean de distinta raza.

**Rectifico: en google he encontrado un caso de un poster de esta campaña con una pareja heterosexual de distinta raza. Jamás he visto ese póster por la ciudad, y conste que los estoy buscando con ahínco**

Por otro lado, está la cuestión de la suma de métodos para prevenir la transmisión del VIH y otras STI. No se ve bien en la foto, pero en el caso de las parejas, dice que usan PrEP, TasP y condones. Si son monógamas, ¿cuál es la razón para que estén sumando métodos de prevención del VIH casi compulsivamente? Por supuesto que están en todo su derecho a elegir sus métodos de prevención; lo que cuestiono es que la única opción que esta campaña ofrece para parejas serodiscorantes es la suma de tres métodos. Si no son sexualmente monógamas, entiendo que en la campaña insten a que se use condón para prevenir otras STIs. Sé que no todo el mundo está de acuerdo en esto, y en breve voy a escribir sobre el asunto. Pero ése es otro tema. Por lo que se ve en los pósters, vamos a sobreentender que sólo tienen sexo entre ellos.

Si es así, está claro que esta forma de representar el sexo de parejas serodiscordantes no es real. No tenemos necesariamente que sumar tres métodos de prevención. Lo siguiente será que sugieran que me meta en la cama con un impermeable o con una escafandra.

Las razones para presentarlo así pueden ser de distinto tipo, pero desde luego no basadas en información científica actualizada. De ahí que promuevan mitos que nos ayudan poco, la verdad. La realidad de hoy es que las parejas serodiscordantes podemos tener sexo seguro (como dicen los carteles) sólo con TasP. Algunas usan también PrEP, y algunas usan también condón. Ninguno de los tres métodos es 100% seguro (esa seguridad al 100% ni existe, ni existirá, ni ha existido nunca), pero siendo claros: aún no hay ningún caso registrado de transmisión de VIH usando TasP. Aparecerán, seguro, estas cuestiones médicas no son siempre al 100%. Pero hoy sabemos que TasP tiene un grado de eficacia altísimo.

Presentar la suma de los tres métodos como única opción da una idea errónea del sexo seropositivo.

Sigamos:

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En una cabina de teléfono en mi barrio, Harlem. Sí, aún hay cabinas de teléfono. Se comenta que el otro día se vio a alguien usando una.

Ésta es mi preferida. Está en mi barrio y viene de una ONG de barrio, Harlem United, que se dedica a la salud sexual y la asistencia a seropositivxs sin techo, con especial énfasis en la población afroamericana y latina, que son mayoría en Harlem. West-Central Harlem es el barrio afroamericano por excelencia de Manhattan (aquí vivo yo), East Harlem es el barrio latino.

Este póster me parece muy bueno por varias razones:

  • transmite una imagen positiva del sexo: «Trágate esto», como si se le corrieran en la boca, pero esta vez con una pastilla de PrEP. El chico se ve feliz de la vida. Le gusta tragar.
  • no te dice qué tipo de sexo tienes que practicar. Que tú decidas si, además de PrEP, se te pueden seguir corriendo en la boca o no. Eso es cosa tuya.
  • No impone PrEP. Informa: no se ve bien en la foto, pero abajo dice «Esta pastilla está cambiando cómo concebimos la prevención de VIH» y «¿Crees que puede ser una buena opción para ti?» Básicamente, infórmate y decide. No todo el mundo tiene por qué tomar PrEP, pero PrEP sí debe estar disponible para todo el mundo que decida tomarlo.
  • Seguimos  representando sólo a afroamericanxs o latinxs, pero en este caso es una campaña que nace del propio barrio de Harlem y parte de la autoconciencia de que cierta información no llega aquí.

 

El siguiente póster no es de PrEP, sino para seropositivxs. Aquí ya se acaba la diversión:

 

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Intercambiador de metro de la calle 14 en Manhattan

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El mismo anuncio, una semana después. El mismo cartel sobre derechos de lxs seropositivxs, junto a otro para prevenir el suicidio. Las campañas son distintas, pero la yuxtaposición hace pensarlas de forma conjunta.

Cómo echo de menos anuncios de personas seropositivas en que aparezcamos simplemente viviendo. También queremos divertirnos, como lxs de los anuncios de PrEP. Algunxs dirán que eso no es posible, porque banalizaría aún más las consecuencias médicas del VIH. Por eso, lxs seropositivxs tenemos que resignarnos a aparecer siempre o sin cara, o al borde del suicidio, o no aparecer en absoluto. Encerrarnos en un armario, de nuevo, donde la vergüenza de nuestra condición sea útil para que el resto de la sociedad no vea que en realidad podemos llevar una vida normal, sin renunciar a nada. Se supone que nuestro silencio e invisibilidad colabora a parar la epidemia.

La cuestión es que los números dicen lo contrario. Seguimos en el armario, y eso no ha hecho que descienda el número de casos, más bien al contrario.

Nos piden que no nos suicidemos, como en el cartel de arriba, pero que ni se nos ocurra asomar la cara. Nuestro testimonio es peligroso. Como en aquellos países homófobos donde se exige a lxs homosexuales no salir del armario para evitar «el contagio». Estoy pensando en Rusia. Pues bien, ser seropositivx en países occidentales (los que conozco) se parece bastante a ser homosexual en Rusia (o lo que yo creo-he leído que supone ser homosexual en Rusia). No vienen a apalearnos (o sí, como contaba Mariana) pero interiorizamos una vergüenza y una culpa que nos mata, médica y socialmente.

Esta estrategia para supuestamente acabar con la epidemia no sólo es inmensamente cruel, sino que llevamos en ella décadas, desde los inicios, y ha fracasado estrepitosamente, pues los casos no hacen sino subir.

El cartel de «Are you positive(`+)?» (¿Eres positivo?), del gobierno estatal de Nueva York, tiene de interesante que nos recuerda que tenemos derechos y que es fundamental para nosotrxs conocerlos. Pero sigue haciéndolo desde esa abstracción en el que lxs seropositivxs no tenemos cara, ni nombre, ni vida, virtualmente no existimos, somos fantasmas de otra época o de otro mundo. El cartel interpela de forma ambigua: «Are you positive(`+)?» puede también significar «¿Estás seguro?», en referencia a tu estatus serológico, como para promover que te hagas el test.

Los de PrEP se lo pasan estupendamente; a lxs seropositivxs sólo se nos interpela con información médica, legal o apoyo para evitar suicidios. Que es muy necesaria, pero insuficiente.

Estoy convencido de que evitaríamos más suicidios si esos carteles mostraran seropostivxs sonriendo, luchando y divirtiéndose, o simplemente viviendo, como en las campañas de PrEP, o de otras enfermedades. Los anuncios para combatir el cáncer a veces son tremendos también, pero al menos los pacientes han conseguido tener cara. Nosotros seguimos en el limbo, encerrados en armarios cerrados con el doble candado de la culpa y la vergüenza.

Ahí va otro:

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Dirigido a seropositivxs, de una farmacéutica, Janssen Therapeutics, para su medicamento Prezcobix.

Sí, en Estados Unidos los antirretrovirales se anuncian como si fueran hamburguesas. La idea es que al fin y al cabo es el paciente el que tiene que elegir su tratamiento, de las diferentes opciones que les ofrece el/la médicx. Recuerdo cuando mi primer médico me ofreció tres tratamientos diferentes y yo me quedé a cuadros, porque desde luego no tenía la información a mano para saber cómo diferenciarlos, así que se la tuve que preguntar. Elegí el tratamiento más nuevo, el que se supone que ofrecía menos complicaciones cardiovasculares a la larga. Pero vamos, al fin y al cabo, tuve que confiar en el criterio médico. Anuncios como éste, normalmente, llevan un mensaje del tipo: «pregúntele a su medicx por nuestro medicamento», y ahí ya se supone que el médico te informa más.

La verdad es que no tengo una opinión definitiva sobre esto, ya me diréis qué pensáis: por un lado, estoy de acuerdo en no ceder toda la responsabilidad al médicx y participar en la toma de decisiones; por otro, ¿cómo sé yo que un medicamento es mejor que otro? Al fin y al cabo siempre tengo que confiar en alguien que me informe. Todo el anuncio va sobre esa toma de decisiones compartidas: «Tengo que decir lo que pienso. Es mi vida. Es mi estatus. Le pregunté al doctor/a cuáles eran mis opciones, y me alegro de haberlo hecho». La silueta del chico está hecha de pensamientos en el mismo sentido: «He aprendido a preguntar», «Mi doctor/a y yo somos un equipo», «Estar informado me ayudó a tomar decisiones».

Con respecto a la representación de lxs seropositivxs, hay una avance, aunque mínimo. Hay una cara y al chico no se le ve al borde del colapso. Con un pelín de esfuerzo hasta sonríe y todo. Del lado negativo: sigue siendo la cara de nadie, una ilusión, una composición infográfica.

Más:

 

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Éste es un cartel de los 90, recuperado para una exposición sobre activismo en Nueva York, en el museo de la ciudad

Aquí no estamos con un cartel publicitario, sino con un póster de arte activista. Es importante porque juega con el símbolo que resume los valores en los que se supone fundado este país: Estados Unidos como tierra de los desheredados, que llegaron sin nada y aquí consiguieron todo. Es la mitología nacional, como todos los países tienen la suya. Está en el poema de Emma Lazarus grabado en la Estatua de la Libertad: «Give me your tired, your poor, / your huddled masses yearning to breath free» («Dame a lxs cansadxs, a lxs pobres, / a las masas hacinadas ansiosas por respirar en libertad»). Estados Unidos promete descanso, recursos y libertad para esos desheredados. Este cartel interviene el poema de Lazarus y lo convierte en «Dame a los cansadxs, lxs pobres, lxs seronegativos«, en referencia a la ley que nos impedía entrar en Estados Unidos a lxs seropositivos HASTA 2010. O sea, hasta ayer.

Yo conocí a mi marido en 2007, y ése fue el primer año que vine una temporada larga a este país. Si hubiera sido seropositivo entonces, jamás paría haber venido como turista, mucho menos solicitar un permiso de trabajo y residencia. No sé si César y yo habríamos considerado entonces tener una relación, pues nos conocimos en Madrid, y seguir juntos suponía mudarnos a Estados Unidos, por distintas razones. Cuántas otras relaciones se habrán visto perjudicadas por esta prohibición de entrada.

Por una ley obsoleta, sin base científica, que aún consideraba el VIH una enfermedad contagiosa, es decir, que se transmite por el aire, por contacto físico. Desde varios lustros antes se sabía que ése no era el caso, pero por desgracia los países legislan desde la discriminación y el miedo en muchas ocasiones. Y las leyes obsoletas pueden destruir muchas vidas. Peor aún: las leyes pueden estar obsoletas, pero las percepciones sociales lo están aún más. Primero llega la ciencia, luego la ley y luego la sociedad está aún por llegar. ((Esto en lo que se refiere al VIH. Por suerte, no siempre es así. En otros casos, la ley ha ido por delante; en otros, la sociedad)).

Recordemos que aún hay países que mantienen esta prohibición de entrada: Brunei, Guinea Ecuatorial, Irán, Irak, Jordania, Papúa Nueva Guinea, Catar, Rusia, Singapur, Islas Salomón, Sudán, Emiratos Árabes Unidos, Yemen son países que desde luego no voy a visitar en breve. Esta página es muy útil para revisar la información de cada país con respecto a los turistas o emigrantes que tienen prohibida la entrada por su estatus serológico, o que presentan cualquier otro tipo de restricción.

Pasamos a la iglesia:

 

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Acabo con mi preferida, la Iglesia de Atlah, nacionalmente famosa por ser un dechado de prejuicios y adornar su fachada con mensajes de odio generalmente contra los homosexuales. Para colmo, la tengo a unos cuantos bloques de mi casa, en mi barrio de Harlem. He de reconocer que a veces tienen un arte que ni ellos saben calibrar. El talento les supera. Por ejemplo, aquí. Traduzco: «Que sobre todas las iglesias y feligreses que apoyen a los maricas caiga una maldición de cáncer, VIH, sífilis, ataque al corazón, locura, sarna, y finalmente el infierno. Corintios 6:9»

¡No me digais que no tiene arte citar un texto de más de dos mil años de antigüedad donde ya se me mencionaba el VIH! Para mí que alguien no ha confirmado bien la fuente. ¡Y nosotros creyendo que el VIH era cosa de los 70-80! Esto da para cuatro teorías de la conspiración. Unos pensando que eran los monos, otro que algún científico desquiciado había creado el virus del VIH, pero no, ¡fueron los corintios! O al menos los corintios ya sabían del tema. ¿Cómo no se nos había ocurrido?

En fin, éste es el nivel de la iglesia Atlah. Incidir en la idea de que el VIH es una maldición divina contra los homosexuales (sobre todo hombres; creo que a las mujeres ni las ven) y sus simpatizantes. En otros carteles anteriores nos deseaban todos los males de Hitler. Así, literal. De ahí para arriba. A pesar de ser una iglesia afroamericana de Harlem, detestan a Obama. En otro cartel decían que Obama había inyectado el virus de la homosexualidad en las comunidades afroamericanas. Maravilla. En fin, que me huele a mí que entre ellos y yo alguien va de cabeza al infierno, y no voy a ser yo (que, por cierto, soy más bueno que un San Luis).

Acabemos este largo post con una sonrisa: tras casi 60 años dando por culo en Harlem (aunque lo nieguen), un juez los va a desahuciar por no pagar sus deudas de más de un millón de dólares. Parece que la iglesia saldrá a subasta, y de momento el comprador con más posibilidades es Ali Forney Center, una asociación de ayuda a personas LGTB sin techo. Están recaudando fondos para hacerse con el local, y reconvertirlo en un refugio para homeless LGTB. Necesitan 200 mil dólares para hacerse con la iglesia, y ya llevan 130 mil. Si quieres contribuir económicamente, súmate a su campaña #HarlemNoHate (Harlem Sin Odio). Espero que si al final se hacen con el edificio, echen un poco de sal por los rincones para limpiarlo del maligno, que ha campado a sus anchas por ahí durante décadas.

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Oh, antes de acabar: ayer pasé de nuevo por la estación de metro del «Are you positive(+)?» – Ayuda contra el suicidio. Seguíamos sin tener cara, pero al menos nos habíamos convertido en vikingxs. Eso es lo que realmente somos: vikingxs. Que no se nos olvide.

 

 

¿Sugerencias, comentarios?  Me encantaría saber que piensas.  Aquí abajo, en Facebook, o en amorsexoserologia@gmail.com

Éste es un post de ASS- (Amor, Sexo y Serología), escrito por Miguel Caballero para Imagina Más.

4 comentarios en “PrEP, TasP, condones y más allá: el VIH en las calles de Nueva York”

  1. David Peyró

    Hola Miguel. De tu nuevo artículo lo que más me llama la atención es la diferencia cultural en el ámbito de salud que hay entre Nueva York y España. Publicitar tratamiento VIH como producto de consumo, se me hace impensable. Quizá en la red privada entre médicos y laboratorios existirá, pero con otra estrategias más entre profesionales.
    También me llama la atención lo de que sea el paciente el que decida su tratamiento. Yo no podría. Me crearía mucha inseguridad. Aunque hay que reconocer que implicaría mucho más a los pacientes con su enfermedad. Pero yo me siento aliviado de tener un médico muy profesional, que no sólo me atiende como paciente, también me cuenta avances de los congresos a los que asiste. Porque creo que, en una mayoría de médicos especialistas en VIH en España, lo mejor es lo implicados e informados que están.

    En cuanto al tema de comunicación, en mi opinión, las estrategias que se han utilizado en todos estos años ha sido un arma de doble filo. Utilizar el preservativo como prevención al VIH, ha creado en la memoria colectiva una asociación que ahora pasa factura. Una vez empieza a conocerse que el VIH ya no es mortal, la gente rechaza el preservativo como si hubiese perdido su utilidad. No haber aprovechado con la misma insistencia de las organizaciones para que la asociación (preservativo/VIH) fuera con TODAS LAS ETS, ha sido un error.
    Otra estrategia muy utilizada en publicidad con respecto al VIH es el miedo. Sobre el miedo ya se ha hablado mucho, y más después de campañas que asociaba a personas VIH con alacranes, e incluso con Hitler. Pero el miedo puede ser, tan obvio como en esas campañas, o más sutil. Estoy de acuerdo contigo que simplemente con pedir que la gente se proteja contra al VIH ya está indicando quien es el bueno y quien es el malo de su película. El miedo es un recurso fácil, y muy efectivo, que se usa mucho, sobretodo los políticos.
    Otro tema es a quién van las campañas de VIH. Siempre van dirigida a personas seronegativas. De ahí el recurso del miedo. Y este problema quizá debería empezar a tratarse desde el punto de vista de las personas VIH+. Las personas que somos VIH+ deberíamos tener en cuenta que nuestra salud es más vulnerable que los que no son VIH+. Deberíamos tener en cuenta que una ETS o una reinfección puede hacer que nos quedemos sin tratamientos efectivos. Y sin tratamiento volvemos a principios de los 90. Se está instaurando la idea de que, como ya tengo VIH, ya no tengo que protegerme de nada. Y eso es un gran error.
    Bueno, ya me he enrollado demasiado. Gracias por abrir temas que hacen reflexionar a personas VIH y a las que no.

    1. Miguel Caballero

      Hola, David: ¡qué alegría tenerte de nuevo por aquí!

      Sí, como ves, estas campañas dan para mucho. Lo que tus comentarios me sugieren:

      – a mí tampoco deja de chocarme lo de anunciar medicamentos. Y anuncian de todo, no sólo antirretrovirales. También lyrica, etc. Fue muy incómodo al principio para mí verme en esa responsabilidad de elegir mi tratamiento y estar al día con lo que sale nuevo, pero ahora empiezo a notar los beneficios de ello. Me hace implicarme en la investigación. En mi última cita le pregunté a mi médico por la nueva versión de mis pastillas que han salido (yo tomo Stribild), y que se llaman Genvoya. Se supone que reducen aún más los efectos secundarios (yo nunca he sentido ninguno) y da menos problemas cardiovasculares a largo plazo. Me contestó así: «Si tomas Stribild es como si tuvieras un iPhone6 y Genvoya fuera un iPhone7. Tener un iPhone6 ahora está estupendamente, pasaremos al iPhone7 en unos meses.» Metáfora médico-consumista muy reveladora de por dónde van los tiros, lo que ahora me obliga a investigar más…

      – Con respecto a las campañas sobre el VIH, yo personalmente las enfocaría en los tests, no en los condones. Décadas enfocándonos en los condones no ha valido de nada. Si quieres usarlo lo vas a usar; si no, no. Pero si te haces el test una vez al año, o cada 6 o 3 meses (depende de tu vida sexual), independientemente de tu estatus serológico, tendrás mucha capacidad de cuidarte tú y a los demás. Machacarnos con el condón ha sido bastante inefectivo.

      – El miedo y nuestra visibilidad es un tema estructural de este blog. A mí me parece urgente lo de la visibilidad. Sin historias circulando, no salimos de este círculo vicioso. Sin que el resto de la sociedad conozca las caras del VIH hoy (que son caras cualesquiera) y sepan que vivimos con ellxs, trabajamos con ellxs, etc. no vamos a ninguna parte. Dicho esto, cada unx tiene sus circunstancias, y para muchxs es imposible visibilizarse. Hay que apoyar a éstxs 100%. Las campañas que no nos muestran inciden en ese mismo secretismo basado en la vergüenza y la culpa. Hay una campaña peor, en la que sale un chico con VIH, pero justo debajo de la fotografía pone: «este chico es un modelo, no tiene VIH». Tremendo. Eso no lo pone cuando se trata de otras condiciones médicas. Casi que es mejor que no salga, a que salga pero haciendo explícito la vergüenza, el estigma.

      Un abrazo!

  2. David Peyró

    Yo creo que las campañas las enfocaría a la salud en general. Al cuidado de cada uno, seas vih o no. Así se hablaría de prevención, tratamientos, pero también de controles, como comentas, que es otra forma más de cuidarse. Y buscar otro tono: dejar de insinuar «el VIH es lo peor que te puede pasar en la vida y hay que protegerse de él» a otro tipo de mensajes como «la salud es lo mejor en tu vida y hay que cuidarla».
    En el tema de la visibilidad estoy de acuerdo contigo sobre lo importante y útil que puede ser, sobretodo para evitar que la gente muestre insensibilidad al tratarse de personas, pero a lo que te expones aún es muy duro. Las organizaciones deberían hacer un esfuerzo para crear espacios de seguridad para visibilizarse, y también salir del mundo asociativo y el de sus voluntarios, salir al público general para decir «las personas vih están aquí, para quedarse, y no son ningún peligro para los demás». Creo que no estaría mal volver al espíritu reivindicativo que había a principio de esta enfermedad (como se ve en el cartel de la estatua de la libertad), pero en vez de luchar por nuestras vidas, que sea para defender nuestro derecho a construir una vida, y que visibilizarse deje de ser algo extraordinario. Actualmente visibilizar tu condición VIH parece una conducta heroica.

    1. Miguel Caballero

      Estamos de acuerdo. Campañas sobre salud y sobre sexo ambos con connotaciones positivas, y moralismos fuera. La semana que viene saldrá otro post sorbe ese tema.

      Con respecto a lo de visibilidad, justo estamos intentando hacer eso en Imagina Más. Aquí en el blog estamos dando cabida a personas que se dedican a cualquier cosa, y son seropositivxs. Lo que pasa es que dadas las condiciones en que vivimos hoy, es casi imposible ser seropositivx visible y no ser activista. Yo trabajo a tiempo completo en la universidad, pero salir del armario del VIH casi me empujó a tomar una actitud activista. También ampliemos la noción del activismo: todo el mundo que sea visible o que esté ayudando a informar a los demás, cualquiera que sea la forma, está ejerciendo de activista, de militante, de persona comprometida en general.

      Si alguien está leyendo esto y quiere compartir su visibilidad, que sepa que ASS- es un espacio abierto creado para ello.

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