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¿Cómo enfrentarse al tratamiento de VIH?

En nuestra editorial ‘Primeros pasos tras el diagnóstico por VIH: El Duelo‘ hablamos de cómo enfrentarnos al diagnóstico por VIH, las emociones y miedos que nos surgen y cómo empezar aceptarlo y a sentirnos mejor. En este editorial, vamos a tratar otro de los grandes miedos a los que una persona con VIH debe enfrentarse: iniciar el tratamiento.

Afortunadamente, en los últimos años, los tratamientos antorretrovirales han evolucionado hasta el punto de convertir la infección por VIH en una enfermedad crónica, igualando su esperanza de vida a las del resto de la población.

Entonces, ¿por qué se le tiene miedo?

Por desgaste físico y mental

Al igual que en los años 80 se generó un gran estigma alrededor del VIH, lo mismo podríamos decir de los primeros tratamientos que surgieron. Al principio, las personas con VIH tenía que tomar múltiples pastillas a lo largo del día. Así mismo, la forma de tomarlas y almacenarlas era bastante compleja. Algunas pastillas había que tomarlas antes de las comidas, otras después, algunas había que tenerlas refrigeradas.

Todo esto hacía bastante difícil la adhesión al tratamiento. Pero, lo que más contribuyó a que hoy en día tengamos pánico al tratamiento eran los fuertes efectos secundarios que ocasionaban: diarreas, vómitos, malestar abdominal, descalcificación de los huesos, hipersensibilidad, mareos,… y la temible lipodistrofia, que provocaba que la grasa de nuestro cuerpo se redistribuyera, caracterizándose por una pérdida de grasa de las extremidades y cara, y la acumulación de ésta en el abdomen y la espalda.

Si bien, los primeros tratamientos ayudaron a evitar muertes, la calidad de vida no era lo que podíamos llamar aceptable.

Tras la visualización de la Enfermedad

El VIH apenas tiene síntomas y, a menos que el virus haya afectado gravemente a nuestro sistema inmune seguramente no notaremos ni veremos nada. Por eso, cuando nuestro médico nos comunica que tenemos que empezar con el tratamiento, a algunas personas les da un vuelco el corazón.

En este momento, somos más conscientes del virus y de la infección. El virus se hace más presente en nuestras vidas, lo identificamos con algo. Algunas personas, incluso acuden nerviosas a sus revisiones por el mero hecho de que su médico les pueda comunicar esta noticia. Asimismo, esta noticia supone que el virus ha “podido” con nuestras defensas y por eso nos sentimos más vulnerables.

¿Qué tenemos que tener siempre en cuenta?

El miedo es una emoción normal, nos surge cuando nos enfrentamos a los desconocido e incluso puede ser bueno sentirlo siempre y cuando no nos condicione en nuestras vidas. Es normal sentir miedo al inicio del tratamiento, pero sólo debes saber que es por tu bien. Una vez que empieces a tomarte las pastillas verás que no es tan malo como creías.

Hoy en día existen muchos tratamientos que apenas ocasionan efectos secundarios, aunque sí que es cierto que algunos pueden ocasionar efectos leves, como sueños vívidos o mareos, pero normalmente suelen aparecer en los primeros días y desaparecen al poco tiempo. Si no desaparecieran o si empeoran, habla con tu médico ya que seguramente no es el tratamiento idóneo para ti.

Y lo más importante de todo, lo que realmente deberías tener en cuenta, a partir de este momento, todo irá a mejor. Verás cómo tus defensas van aumentando y cómo la carga viral va desapareciendo. Puede que tus defensas suban o bajen, dependiendo de tu estado de ánimo, de si has tenido algún resfriado, etc.. Vamos, ¡lo que le pasa a todo el mundo! pero gracias al tratamiento, el virus no podrá con tus defensas.

Desde este momento irás a tus revisiones más tranquilo y sin miedo a que tus defensas hayan caído en picado. También, una vez que tengas la carga indetectable, será mucho más difícil -casi imposible- que le transmitas el virus a otras personas y además te puede ayudar a evitar que te reinfectes con otra cepa. ¡Con esto NO estamos diciendo que no uses el condón! ¡hay que usarlo siempre! pero sí que desaparezcan tus miedos de poder transmitírselo a tu pareja sexual y que disfrutes más y mejor de tus relaciones sexuales.

Como ves, el tratamiento trae muchas ventajas: mejora de salud, menos estrés al ir a tus revisiones, evitar transmisiones, etc..

Por Javier Vázquez,

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